REVELACIONES
- Jimena Monroy
- 13 may 2021
- 4 Min. de lectura
Capítulo V
Miré el reloj, eran las 5 se la mañana; tiempo perfecto para darme un buen baño. Mientras se calentaba elegía mi ropa, algo casual como lo de siempre: pantalones negros, alguna blusa básica, una chaqueta de mezclilla, calcetines si es que había pares; o los que encontraba por ahí. Me metí a bañar escuchando Linger de The Cranverries, mientras enjabonaba mi cabello pensaba en Ira; sus manos, rostro, cejas, ojos, su manera de verme y hablar con tanta confianza en todo. Lo necesitaba conmigo, también comencé a divagar en que había llegado en mis sueños a algún lugar en el mundo en donde no todos podemos ir… al terminar de vestirme tocaron mi puerta, era mi hermano; paso y me dijo que necesitaba que lo ayudará con una tarea de historia, le dije que sí pero que esperara a la noche cuando volviera, solo asentó con la cabeza y cerró la puerta, dejándome la información que necesitaba sobre mi mesa.
Cuando se fue me quedé sentada por un momento riéndome de mi misma, pensando que me estaba volviendo loca o simplemente que mis sueños estaban fuera de sí; pero muy dentro de mí, sabía que era real y que moría por dormir nuevamente, pero tenía cosas que hacer como trabajar, estudiar y evidentemente ayudar a mi hermano. Además, pensé que Ira dijo que me buscaría, con eso me daría cuenta si era real o no, quedándome despierta hasta que el venga por mí,
- Esta vez no iré yo.
Todo eso pasaba por mi cabeza mientras me reía sola en mi cuarto y me veía al espejo peinando mi cabello y poniéndome algo de perfume y labial rojo en los labios. Tomé mi mochila, dinero, mi tarjeta del metro, celular, llaves y me salí de casa. A mitad de la calle recordé que había olvidado el papel que había dejado mi hermano y corrí de vuelta por él; ya con eso, ahora si corrí directo a la entrada del metro.
Con mis audífonos tomé mi camino acalorado dentro del metro donde olía a perfumes de todas las marcas como todas las mañanas, mujeres a mi alrededor maquillándose, otras leyendo y haciendo apuntes, algunos hombres leyendo el periódico y la mayoría viendo sus celulares; mientras yo solo admiraba a todos tratando de encontrar a Ira, y por alguna extraña razón, a lo lejos vi a un joven, no era Ira; se parecía a aquel chico que conocí en la habitación secreta de Ira, enfoqué bien mi mirada y no era el pero lo había visto como si mi cabeza me jugara de nuevo y quisiera pensar en él y no en Ira; aunque solo reí un poco y abrí mi mochila para distraerme, saqué el papel que me dio mi hermano, tal vez sabía del tema y podía llegar con su tarea ya hecha, cuando abrí la hoja arrugada de mi hermano me lleve una gran sorpresa, venia la clásica frase de "Tarea" y debajo venía “investigar origen del idioma Euskera e investigar la leyenda céltica del idioma”. De pronto se abrieron las puertas del metro y salí corriendo, no estaba muy lejos de la biblioteca más cercana, corrí como nunca, algo en mi cabeza sabía que ir ahí me haría comprender que pasaba con Ira.
El calor era un poco más sofocante, eran como las 10 a.m. y las calles ya comenzaban a estar más concurridas. Cuando llegué tuve que pararme unos segundos antes de entrar, tomaron mi temperatura, me puse el gel antibacterial y corrí al pasillo de mitología, busqué hasta el cansancio y encontré el lenguaje Euskera, que viene desde la baja edad media y que desapareciendo, muy pocas pocas personas lo siguen hablando, solo por tradición o por interés de aprender el lenguaje céltico.

Mientras indagaba más sobre la tarea de mi hermano aprovechaba para aprender palabras, de pronto me topé con un libro que tenía una portada muy extraña pero se me hacía familiar, era un pasillo largo, obscuro, con pequeñas luces tenues y a lo lejos una sombra, tome el libro y al leer la portada mi corazón explotó.
"ABRAXAS DEABRUA IRAKASLEA " y en letras pequeñitas su traducción al español "ABRAXAS EL DEMONIO MAESTRO".
En ese momento me quedé petrificada y recordé que la primera vez que me llevó a tomar un café, todo mundo lo respetaba, lo llamaban maestro y pocos lo miraban a los ojos; me atrevería a decir que le tenían miedo. Recuerdo que cuando llegó el grupo de amigos, todos esperaban respuestas suyas.
Decidí abrir el video para investigar, pero de pronto alguien con una mano helada lo cerró y me dijo “no te metas donde no te llaman”, me sorprendió lo que vi, no era Ira, era aquel chico de ojos azules que me pidió que fuéramos amigos.
- ¿Que haces aquí?
- Me mandaron por ti; pero ¿tu qué haces?
Respondí de forma rápida recogiendo todos los libros mientras mis manos temblaban y por mi mente pasaba ¿Con quién carajos estoy soñando?
- Investigo para una tarea de mi hermano.
- Date prisa, Ira nos llama.
- Ahora no puedo.
-Tienes que...
Tomó mi mano y simplemente sentí cómo me desvanecí y desperté en un lugar obscuro, frío; olía un poco a dulce de flor, no sé cómo explicarlo. Al fondo una silla y mientras más enfocaba, esa silla daba vuelta y en voz alta dije:
-¿Ira?
Y muy fríamente me contesto:
-Llámame por mi nombre…

Continuará...
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