Lo que no quieren que sepas sobre Ayotzinapa
- Jimena Monroy
- 26 sept 2019
- 5 Min. de lectura
Basándome en la investigación de Anabel Hernandez, periodista de investigación y Autora de “La verdadera noche de Iguala”.

Muchas marchas en la CDMX paralizan el tráfico al grito de un conteo que finaliza en el número 43; pero, ¿en realidad tenemos una idea de todo el problema?, ¿acaso sabemos qué significa este número?. Pues recopilando datos hallados en entrevistas, archivos y videos, quiero explicarles el significado del porqué están todos tan indignados por una matanza donde ni siquiera los muertos supieron el motivo de sus muertes.
Por una parte se escuchaba: “No tenemos armas”, “Por qué apuntan”, “Una ambulancia”, “Somos estudiantes”; y por otra parte la respuesta era: “Ya sabemos quienes son, váyanse porque si no nos los vamos a chingar” contestaba la autoridad que los atormentaba apuntándoles con metralletas al grupo de estudiantes.
Todo ocurrió en la Ciudad de Iguala donde un grupo de estudiantes se reunió para asistir a la marcha del 02 de octubre, tomando 5 camiones para trasladarse, cada camión fue interceptado para que ninguno pudiera salir de Iguala, a los primeros 20 que venían en uno de los autobuses les pidieron que se bajaran para tumbarlos y golpearlos en el piso para posteriormente ser secuestrados en una camioneta.
Otro camión tardó en llegar al lugar donde estaban tomándolos a todos y gracias a ello tuvieron tiempo de correr y esconderse en una casa, los sobrevivientes relatan que parecía que toda la ciudad sabía lo que estaba pasando menos ellos y nadie les ayudaba.
Así comenzó la persecución de los estudiantes que lograron escapar al enterarse de todo lo que estaba ocurriendo. Corriendo entre balas escapaban con un herido de bala con el que llegaron a una clínica donde aparte de negarles la atención sufrieron traición ya que el encargado de la clínica llamó a infantería para que llegaran a capturarlos. Así continuó la noche, una cacería nocturna donde nadie comprendía lo que pasaba. La desesperación de no poder dialogar con nadie y el miedo a quien nos protege, la policia y el ejército.
Al amanecer los estudiantes que lograron no ser capturados se presentaron con el fiscal de Guerrero para declarar pero terminaron interrogándolos, así que ahí comenzó la historia de dos versiones: estudiantes y el gobierno.
Al principio la lista de desaparecidos fue de 57 pero rápidamente se redujo a 43 ya que algunos que habían pasado la noche ocultos comenzaron a llamar a sus familiares y compañeros y el
Gobernador de guerrero aprovechó tal situación para decir que todo se estaba resolviendo pero los 43 restantes jamás aparecieron.
Llegó el 2 de octubre y comenzaron las primeras manifestaciones de normalistas exigiendo una explicación para tal carnicería nocturna y el porqué el presidente
en turno Enrique Peña Nieto tardó una semana en declarar el problema de Ayotzinapa y nadie quizo interrogar a la policía federal o realizar una inspección a infantería y realizar el debido peritaje de todas las armas utilizadas esa noche.
Rápidamente prohibieron la entrada de investigación con la excusa de ser oficinas federales y de seguridad nacional.
El gobierno de Peña Nieto le quitó la investigación al gobierno de Guerrero que desde la matanza de Ayotzinapa comenzaron a encontrar muchas fosas clandestinas, una de ellas con 28 cuerpos en Pueblo Viejo y Loma del Coyote, donde planean primero identificarlos y al hacerlo no corresponden a normalistas, pero Jesús Murillo Procurador General de la República insiste que no es verdad.
A partir de Ayotzinapa no dejaron de aparecer fosas clandestinas, una más en el basurero de Cocula y los forenses argentinos que apoyaban la causa acudieron ya que no había apoyo ni confianza en el gobierno mexicano, ahí encontraron óseos fragmentados y restos de aproximadamente 19 personas, después de eso surge otra nueva fosa, la del Río San Juan y cuando llegan forenses argentinos encontraron fragmentos muy quemados imposibles para verificar.
Murillo informo en una conferencia de prensa avances de la investigación que supuestamente la PGR estaba haciendo y como evidencia mostró el interrogatorio al detenido Agustín García reyes “El chereje” que en su declaración dice lo siguiente “son 44, 43 ellos decían que iban a la celebración del alcalde”, indicó el detenido que se los llevaron por qué iban a atacar al alcalde y les prendieron fuego durante toda la noche.

Los forenses argentinos dicen que nadie había analizado esa información sólo era un testimonio pero no había evidencia física, era solamente una historia armada con la información que encontraron en los basureros para tener respuestas hacia el pueblo mexicano; pero el pueblo se enojo con el gobierno por tantas mentiras ya que los forenses argentinos indicaron que ellos no estuvieron en dichas investigaciones y nada concordaba.
El grupo extranjero independiente firmó un acuerdo con el gobierno el 11 de noviembre de 2014 para que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) pudiera entrar al país y así apoyar a las familias y justo en diciembre del mismo año se confirmó la coincidencia de ADN con uno de los normalistas en el Río San Juan, faltando ahora 42 y con ello desconociendo en ese momento al gobierno de Peña por asesino.

Por otra parte Murillo insistía con su “verdad histórica” diciendo que ahí estaban todos los cuerpos incinerados a 1600 grados centígrados; sin embargo Con tanta presión renunció al cargo el 2 de marzo de 2015.
El grupo independiente llegó al basurero y contrataron a un experto en fuego, el Doctor peruano de la GIEI demostró que el espacio óptimo para incinerar un solo cuerpo es un crematorio y que un cuerpo requeriría al exterior 700 kg de madera, 310 kg de neumático y 12 horas, confirmando así que era imposible que se hayan podido quemar 43 cuerpos, tomando en cuenta también que el día de la masacre llovía a cántaros... así fue cómo se comenzó a derrumbar “la verdad histórica”.
El 26 de septiembre 2015 seguían apareciendo declaraciones enmendando la verdad histórica diciendo cínicamente que al menos 17 si fueron quemados ahí, rompiendo relación la GIEI con la PGR pero aun así los extranjeros se quedaron por el gran compromiso con los familiares.
Las principales cortinas de humo del gobierno comenzaron con gente detenida al azar en la calle para obligar a firmar confesiones a base de torturas violentas a hombres y mujeres pero ni con ellas lograron convencer a alguien de sus mentiras.
El coronel que estaba al mando reconoce que efectivamente esa noche mandó a las calles a militares vestidos de civil y una vez más la PGR oculta información.
Más de las evidencias que se ocultan fue que los teléfonos de algunos estudiantes estaban ubicados en cuarteles militares donde había justamente un crematorio. Jamás se permitió entrevistar al batallón 27 ni tener acceso a videos militares, sabiendo que los casquillos militares mexicanos estaban en la escena del crimen.
Información que brindó la periodista de investigación Anabel Hernández directamente de criminales responsables dice que dos autobuses de donde salen los estudiantes a las 5:59 de la tarde el 26 de septiembre de 2015 tenían heroina con valor de dos millones de dólares y crimínales en Chicago e Iguala se pusieron de acuerdo para recuperarlos a cómo dé lugar, dando órdenes al ejército (que obviamente está ahí no para defender al pueblo si no para proteger mercancía de capos) de recuperar su droga a como dé lugar, y Quien lo hizo podía hacerlo por qué no habría consecuencias.

Los estudiantes no sabían que tomaban sus propios ataúdes con ruedas, dando como resultado uno de los crímenes sin resolver más dolorosos para el pueblo mexicano.

Por Jimena Monroy.
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