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La verdad

  • Foto del escritor: Jimena Monroy
    Jimena Monroy
  • 17 jun 2021
  • 3 Min. de lectura




Capítulo VII


Terminé de escuchar la canción y mi mamá me gritó para comer; moría de hambre así que bajé corriendo, olía delicioso, como a fideo seco con crema. Alcancé a ver que en el horno se calentaban unas ricas papas, la receta especial de mamá: un pastel con muchas capas de papa, jamón, crema, queso manchego sal y pimienta. Corrí y tomé mi lugar junto a mi hermano para comenzar a comer; cuando mi mamá se sentó con nosotros, hizo las preguntas de siempre a mi hermano, cómo le había ido en la escuela, qué decían sus amigos, bla, bla… a mí solo me repetía “no te sirvas tanto, deja para todos”.

Terminé de comer y ayudé un poco a limpiar la cocina, regresé a mi habitación con el estómago sumamente lleno, me senté y me dije a mi misma “tengo que seguir mi vida normal, no puedo estar esperando a que algo ocurra”, asi que para dejar de pensar en eso, puse una serie policiaca en Netflix, me quede picadísima hasta que salió una leyenda que preguntaba si seguía viendo la serie, voltee a ver mi reloj y eran las 11:59. Comencé a sentirme mal, como si mi cuerpo se quedara y algo en mi se desprendiera, me sentía muy liviana, me comencé a asustar un poco pero a la vez se sentía muy divertido, era como flotar acostado, y al mismo tiempo, a lo lejos, escuchaba la voz de Ira que decía:

-Ya está todo listo, el plan comenzará hoy a las 3 am en tiempo del mundo de los vivos, con el ejército que tenemos cada alma en el limbo será libre de decidir si vuelve o se va a la eternidad prometida, solo tenemos que vencerlo, el demonio que hace el bien y el mal tiene que estar de nuestro lado y solo lo lograremos demostrando quién es más fuerte y solo lo lograremos dándole el sacrificio que quiere.

En ese momento una voz de mujer lo interrumpió gritando.

- ¡Y como se lo daremos si tú ya te encariñaste con la mascota!

-No es una mascota, es verdad que entre ella y yo hay una cercanía inexplicable, pero lo que vamos a hacer es para poder darle una oportunidad a toda la gente, la oportunidad de decidir acerca de su muerte, a esas personas que enfermaron, a esas personas que mueren en accidentes inexplicables, le quitaremos el sufrimiento de dejar a un niño huérfano o padres solos, no dejaremos que nadie sufra lo que ya vivimos, que nuestros seres queridos decidan el momento cuando en verdad se sientan listos para ir a la eternidad prometida, este lugar, el limbo ya es un lugar sucio lleno de gente estúpida que no comprende nada, él la quiere para que logremos eso y así será, él la tendrá.

En ese momento sentí mariposas en el estómago y azoté en mi cama, corrí por las pastillas de mi mamá para dormir (algo muy estúpido, porque ¿quién quiere ir a donde quieren sacrificarlo?) y las tomé; me recosté hasta quedarme dormida.

Desperté en el suelo del desnivel donde tuve el primer encuentro con Ira, solo que él no estaba ahí esa vez, pero sí era de noche, corrí para salir y tomar un camión, no sé por qué, pero lo tome y me bajé en una parada muy sola, todo lo hacía por instinto en verdad no sé cómo lograba tomar las decisiones, estaba ida completamente y asustada. Me quedé en la orilla de una carretera sola, estaba amaneciendo muy lentamente, no sabía dónde estaba y no sentía frío ni calor, solo me mojaba con pequeñas gotas que caían, no sé si de los árboles o del cielo.



A lo lejos vi dos luces fuertes acercándose, era un auto, quien fuera que sea ya no estaba en el mundo real, era el limbo y era mi realidad. Debía parar el carro, así que levanté mi pulgar y así fue se detuvo. Cuando me asomé a la ventana me quedé pasmada, era Irákaslea, me alejé del carro y la puerta se abrió sola y con voz fría dijo...

- Por favor súbete al carro, no haré nada que no quieras.

-No, no confío en ti.

-Ya sé que sabes todo, por favor, sube te lo explicaré en el camino.

-Camino a donde

- A tu sacrificio


Continuará...

 
 
 

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