AMODIO DEBEKATUA - Erdian
- Jimena Monroy
- 29 abr 2021
- 6 Min. de lectura

Capítulo IV
Nos encontrábamos caminando en un túnel con poca luz proveniente del techo, no había colores ni olores, todo era neutro, menos él; con sus cálidas, grandes y suaves manos. Me tomaba muy fuerte, me sentía protegida y quize preguntar donde estábamos, pero me esperé hasta que llegamos a una sala donde lo sentí y me sentí más segura, se quitó la chamarra enorme que traía, se quedó solo con una playera blanca muy pegada a su cuerpo, traía puesto un cinturón bastante grande que se iba quitando poco a poco ya que traía colgando varias cosas como navajas, celulares, unas tarjetas, muchas cosas pero no quise tomarle importancia.
- y bueno... ¿Me dirás ahora si en dónde estamos?
Mientras servía unos tragos de Whiskey sonrió y dijo...
- Tranquila, somos reales, estamos en un lugar llamado Erdian.
Me dio uno de los tragos y bebí mientras me sentaba en un sillón muy acogedor, se sentó a mi lado mientras siguió hablando, cada uno con su bebida.
- Pocos podemos venir a este lugar, solo personas que tienen una gran conexión con su interior, algunas personas usan yoga, artes marciales, etc...
-Yo no hago nada de eso, ja ja, es más, jamás lo he intentado.
-Hay otras personas que llegan aquí por otras razones, como tu o como yo.
- ¿Tu que haces aquí?
- Intente quitarme la vida y ahora estoy en coma y no se por que después de varios meses de caminar por aquí, empecé a sentir una angustia fuerte y escuchaba una voz hasta que te encontré, eras tú, y no me preguntes por qué, pero llevo meses estando donde estás tu, mi cuerpo quiere estar contigo y aquí estamos.
Estaba muy sorprendida y no podía creerle, una parte de mi decía “estoy soñando” y la otra era muy real, lo único que mi cuerpo hizo fue abrazarlo, nuestro abrazo duro mucho.
Cuando nos separamos no supimos que decir, así que saco unos cigarrillos y nos quedamos sentados con nuestro trago y cigarro en la mano, nadie decía palabra alguna hasta que se me ocurrió hablar...
-Un día en la escuela alcancé a escuchar una voz gruesa, pensé que había sido alguien, pero ya era tarde y no habia nadie así que me asuste mucho mucho me tire al piso y empecé a contar...
Nuestras voces se unieron:
- Porque así te calmas.
-Porque así me calmo.
-Te he seguido tanto que me atrevo a decir que no hay nada de ti que no conozca.
Le di un trago más grande a mi whiskey y prosegui...
- Unos compañeros comenzaron a burlarse y salí corriendo hasta que llegue al desnivel... esa voz...eras tú.
-Simpre he sido yo, ahora te platicaré de este lugar. Aquí hay personas malas y buenas, más malas, así que hay que tener mucho cuidado en quien confiar.
Comencé a escuchar con mucha atención para seguir sus indicaciones al pie de la letra.
- Aquí nadie tiene el mando, pero hay personas a las que se le debe tener más respeto que a otros y otros que sienten que tienen el mando, cada quien habla su idioma y pueden estar en la realidad que quieran, cuando te llevé al café donde estábamos, era en España por que soy de allá, pero obvio sólo había gente que está aquí como se dice en tu idioma en el limbo, ni allá y ni acá.
Interrumpí de manera curiosa..
- ¿Cuanto tiempo llevas en coma?
- Más de 20 años, ya no sé pero eso no importa, en donde vivo aún hablan Euskera de manera tradicional.
- y tú familia?
-Muertos, dejemos de hablar de mi por favor, necesitas estar preparada si quieres moverte y averiguar el porqué estás tu aquí.
-Ok, perdón.
- Conmigo no tienes que disculparte de nada, es fácil, no te sorprendas de nada y ve siempre de mi mano. Con relación a los que quieren asesinar no te preocupes, es normal con los nuevos, ya que somos demasiados aquí y andas viajando de un mundo a otro sin visa y no quieren gente nueva, es como en tu mundo, matan a los que están de sobra pero eso se terminará cuando encontramos tu razón de estar aquí ¿Ok? ¿Alguna duda?.
-Creo que por ahora no.
Contesté dejando mi vaso vacío sobre la mesa y a lo lejos escuchamos una marcha con pasos muy firmes.
- Mierda, son ellos.
- Quienes.
- Tranquila no te harán nada si no te separas de mi.
Tocaron la puerta de manera normal e Irakaslea abrió de manera amigable como si conociera muy bien a todos, entró un grupo de 7 personas, dos mujeres de no más de 26 años y 5 hombres que no rebasaban los 30 años, dentro de ellos uno destacaba, parecía ser su líder, piel blanca, ojos azules, cabello claro, la verdad muy guapo, yo miraba por atrás hasta que me vieron, Irakaslea me presentó como su una nueva amiga y yo salude con la mano haciendo un movimiento general para no tener que acercarme a todos, el chico que destacaba no dejaba de mirarme, me seguía con la mirada a cada cosa que hacía mientras hablaban entre ellos y eso me ponía nerviosa, así que decidí sentarme en el sillón y tomar uno de los cigarros de Ira y pasó lo que no quería que pasara, se sentó alguien a mi lado y de pronto sentí que no era Ira, no quise voltear hasta que una voz muy clara y diplomática dijo:
-Y tú, de donde saliste.
- De donde venimos todos.
- ¿Te da miedo mirarme a los ojos?
- No me da miedo.
Miré hacia arriba y me topé con dos ojos azules de los más bellos que había imaginado, me puse toda tonta y roja de la piel por lo cual el se burló.
-Tranquila no muerdo, soy amigo se Ira.
-Yo también soy su amiga.
-Tranquila, lo que necesites aquí vamos a estar, para mi los amigos de Ira son mis amigos, entonces ¿Somos amigos?.
Me miró de una forma muy tierna y sonrió muy amablemente , me sentí segura, pero también recordé lo que me había advertido Ira; sin embargo en ese momento estaba embobada con su atención y me inspiró confianza así que extendí mi mano sonriendo
-Claro, amigos.
Justo en ese momento llegó Ira y se acercó a su amigo de forma agresiva y se dirigió a mi.
-¿Te está molestando?.
- No para nada, solo me decía que podíamos ser amigos, por cierto no me ha dicho su nombre.
- Estabas muy cerca como para estar ofreciendo una amistad.
- Oye tranquilo, si es tu novia me lo hubieras dicho y ya.
-No, no somos novios.
- Entonces que te molesta tanto.
Empezaron a discutir como dos perros por su plato de comida así que tuve que interferir.
-¡A ver, basta!, como se llame solo se acercó de forma amable a ofrecer su ayuda si llego a necesitarla aquí, e Ira es mi amigo, llevamos juntos algo de tiempo y somos muy unidos pero es todo, ahora basta que no soy un maldito pedazo de carne.
Me fui molesta con un cigarro en la mano y se quedaron ahí parados frente a frente sin decir nada.
Después de 10 min aproximadamente se fue el grupito, el chico de ojos azules se acercó y se despidió de mi con un beso en la mejilla, lo que me llenó de confusión, ni siquiera pude responderle el saludo por que no lo vi venir, solo noté la cara de Ira muy molesto, cerro la puerta y me miró con unos ojos que no había visto tan negros y grandes, sus cejas perfectamente marcadas y su ceño fruncido.
-¿Estabas coqueteando?.
-Claro que no, te pusiste celoso?.
-No.
-Claro que si.
-Enserio, debes tener mucho cuidado en quien confías.
-Entonces no te molestó que se me haya acercado alguien.
-Claro que no, es tu problema, hay que estar listos, habrá una reunión con ellos, se hace un senso de quiénes y cuantos somos y se toman decisiones.
Ira se fue muy molesto al otro extremo de la habitación, por alguna razón me había olvidado que estaba dormida, me sentía de forma muy física y real ahí, pero comencé a sentirme débil, mis piernas no podían sostenerse por si solas.
-¡Ira! ¡Ira!
-Solo alcancé a ver cómo corrió hacia mi para que no golpeara mi cabeza y me dijo con una dulce voz.
-Tontita, el efecto de tus pastillas está pasando, vas a despertar.
-No por favor, no. No me sueltes.
-Tranquila, voy a ir por ti, lo prometo.
Juntamos nuestras manos, me sonrió de una forma en la que me hacía sentir en paz y segura, así que cerré mis ojos y en un parpadeo, estaba en mi habitación a obscuras con muchas nauseas, fui al baño a vomitar y al verme la espejo, veía a otra persona, esa no era mi vida, no era yo, pero ahora debía esperarlo, el lo había prometido.
Continuara...
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